
El dispositivo de vigilancia, que está a cargo fundamentalmente del voluntariado de Protección Civil, se puso en marcha el pasado fin de semana y estará vigente hasta finales de septiembre para prevenir los riesgos potenciales de la afluencia de bañistas a la costa del municipio así como de las altas temperaturas en la zona de palmerales y otras masas forestales.
El concejal delegado de Seguridad Ciudadana y Movilidad, Luis Campos, señala como novedad importante en la campaña de este verano la continuidad en el servicio de vigilancia de playas. “Una subvención de la Consejería de Seguridad y Emergencia del Cabildo de Gran Canaria nos va a permitir que este servicio, que otros años se prestaba sólo los fines de semana, lo podamos realizar a diario, lo que revierte directamente en la seguridad de los usuarios de la playa de Pozo Izquierdo”, afirma.
La Unidad de Playa, que lleva a cabo una vigilancia preventiva en los lugares habituales de baño para evitar posibles riesgos, está preparada para intervenir en caso necesario con personal especializado en rescate acuático, y cuenta con una embarcación y con una moto acuática de rescate.
Retén contra incendios
Además de prestar el servicio de vigilancia contra el fuego en puntos estratégicos de la zona alta de Santa Lucía los fines de semana y días festivos, el voluntariado de Protección Civil también ha empezado a distribuir carteles y dípticos con recomendaciones básicas para prevenir situaciones de riesgo. En ellos, además de pedir la colaboración ciudadana ante para detectar cualquier brote de incendio, se prohíbe expresamente hacer hogueras y quemar rastrojos, al tiempo que se pide extremar la precaución, especialmente con las colillas de cigarros.
También se recomienda a los vecinos que no amontonen pastos o restos vegetales al aire libre, sino a cubierto y en lugares ventilados, y se aconseja al mismo tiempo cortar el pasto en el borde de los caminos y linderos de los cercados, así como limpiar de hierba seca y maleza los alrededores de las viviendas y alpendres, hasta una distancia mínima de diez metros, para aislarlas si se produce un incendio, así como retirar los cristales y botellas que se puedan encontrar en zonas de pasto.
El retén de alerta contra incendios está equipado con un camión cisterna de mil litros de agua para hacer frente a intervenciones de primera emergencia.
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